Las autoridades prometieron que no se harían preguntas, no identificarían a los donantes ni anotarían las matrículas de sus vehículos.
En respuesta, decenas de angelinos hicieron colas de una hora y media para deshacerse de pistolas, revólveres, armas automáticas y hasta rifles antiguos sin bajarse de su automóvil, a cambio de vales de supermercado.
Un par de activistas pro-armas intentaban disuadir a los conductores, la mayoría hombres, argumentando que el desarme de la población es un riesgo para la comunidad.
Es el quinto año que la ciudad de Los Ángeles realiza el intercambio de armas por comida. El evento, que iba a realizarse en mayo del año próximo, fue adelantado a este miércoles en respuesta al tiroteo en Newtown, Connecticut (noreste), donde hace dos semanas un joven mató a 20 niños y seis mujeres antes de suicidarse.
El sargento Rudy López, portavoz de la Policía de Los Ángeles (LAPD), dijo a la AFP que el proceso estaba yendo muy bien comparado con ediciónes anteriores.
"Está resultando muy positivo. Mucha gente está haciendo colas de una hora y media", dijo López en Van Nuys, al noreste de Los Ángeles, una de las dos localidades donde tenía lugar el intercambio.
Tras seis horas, la policía ya había "rescatado" 850 pistolas, rifles, escopetas y armas automáticas, entre ellas varias Uzis, Tec-9 y antigüedades que databan de la Segunda Guerra Mundial o antes, como un rifle de 1895.
"Por suerte, muchos quieren hacer algo por la gente de Connecticut, y a su manera, con pequeños gestos, hacen su parte para retirar las armas de las calles", agregó, mientras otro oficial sacaba las municiones de sus cajas y echaba las balas en un contenedor.
El hecho de que la policía no hiciera preguntas era un incentivo importante. "¿Ves esa?", dijo López, señalando un arma automática. "Esa tiene un silenciador. Eso es ilegal. Nosotros no dijimos nada".
Los oficiales colocaban las armas en contenedores de basuras separados para rifles, escopetas, revólveres y recámaras. En una mesa, exponían a la prensa al menos 16 armas de asalto, entre ellas una pistola que dispara cuatro balas al mismo tiempo.
Los dueños obtenían vales de supermercado de 100 dólares a cambio de los rifles, escopetas y pistolas, y de 200 a cambios de las armas automáticas.
"Las ciudades y los estados deben unirse al gobierno federal para hacer todo lo que sea posible, tan pronto como nos sea posible, para proteger a nuestras comunidades", dijo el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa.
Los críticos cuestionan la efectividad de la recompra de armas, argumentando que las armas entregadas en estos eventos probablemente nunca iban a ser usadas en actividades criminales.
El sargento López dijo que la policía buscará el registro de cada arma, para asegurarse de que no estén denunciadas, y devolverán las que hayan sido robadas o perdidas. Las demás serán destruidas.
En la cola, un hombre de 51 años dijo que iba a devolver cuatro rifles que pertenecían a su fallecido padre.
"Las armas han estado ahí sin usar y existe este incentivo, así que por qué no", comentó a la AFP, sin querer decir su nombre.
En las cercanías, dos manifestantes buscaban evitar que los ciudadanos entregaran las armas.
"La amenaza es a nuestra libertad. Un pueblo libre debe estar armado", decía un cartel. "Patriotas, ¡no entreguen sus armas!", rezaba otro.
"Muchos países han caído bajo tiranías porque sus pueblos estaban desarmados", explicó a la AFP George Siegel, un marinero mercante de 35 años que se identificó como miembro de la organización pro-armas Sons Of Liberty.
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